lunes, 14 de febrero de 2011

EcoPod, una lavadora que lava y seca tu ropa

Ideal para aquellas personas que viven en un pequeño apartamento y no tiene espacio para colocar una lavadora y una secadora. Aquí está lo que buscan, la nueva EcoPod Steam Washer.
Esta pequeña fue diseñada por Simon Hedt y es más efectiva que la máquinas tradicionales ya que la ropa se lava más fácilmente y además disminuye el consumo de agua.
Lo mejor de la EcoPod es la forma de lavar y secar, ya que para lavar usa vapor húmedo, mientras que para secar usa vapor seco. También hay 3 tipos distintos de canastas: una para ropas oscuras, otra para ropas claras y la restante para prendas delicadas.




Zapatos biodegradables que se trasforman en plantas y arboles

 Dentro de poco cuando ya no nos sirva el calzado que llevamos de tanto utilizarlo, podemos enterrarlo en el patio trasero y esperar a que  crezca un arbolito .
Los zapatos que nos permiten hacer esto se llaman  championes/zapatillas/tenis OAT  y estan totalmente fabricadas con materiales biodegradables. Cuando los zapato sean ya inservibles, los mojas y los entierras y solo tienes que esperar a que crezcan las flores.
Aunque no es el invento del siglo , sirve para saber que se puede usar la tecnologia para aplicarla a la ecología.

El invento se llevó el segundo premio en los Green Fashion Awards el mes pasado. Los OAT se venderán en Europa a partir de primavera y también podrán ser adquiridos online.

lunes, 7 de febrero de 2011

El marketing personal

El marketin personal consiste en aplicar los términos del marketing a uno mismo.Por ejemplo cuando vas a comprar cereales al supermercado, escoges la caja o que mas publicidad tiene o la que mas te llama la atencion,  las personas generalmente creemos que si algo se ve bien, lo que viene por dentro también debe ser bueno, si encontramos una caja arrugada, fea o manchado no lo vamos a coger.¿y como podemos aplicar esto a las personas?, pues por ejemplo en una entrevista de trabajo, en una cita, cuando vas a presentar una idea, a parte de llevar una buena idea hay que tener una buena imagen, utilizar un tono de conversacion no demasiado aburrido y conseguir llamar la atencion del receptor.

martes, 11 de enero de 2011

Los siete pecados del green washing

Básciamente, greenwashing es la actividad empresarial de engañar acerca de las bondades medioambientales de un producto o una compañía. El término se atribuye a Jay Westerveld quien lo usó para describir la práctica de ciertos hoteles que animaban a reutilizar toallas "por el bien del medio ambiente" cuando en realidad el resto de sus prácticas demostraban que les importaba un pepino el medio ambiente. Hoy en día su mayor uso se refiere a lavar la imágen de un producto para que parezca verde.
¿Cómo saber sí un producto es verde de verdad o está haciendo publicidad verde engañosa? Los siete pecados son una excelente guía para distinguir entre el greenwashing y el marketing legítimo.
 
El pecado del precio oculto
Cuando se afirma que un producto es “verde” basándose en una serie limitada  de atributos. El papel por ejemplo, no es verde solo porque venga de bosques manejados de forma sostenible. Hay otros factores del proceso de fabricación que que pueden ser igual o más importantes, como las emisiones o la contaminación que causa.
El pecado de la falta de pruebas
Se comete este pecado cuando se hacen afirmaciones que no pueden ser comprobados o no están certificados por una autoridad independiente. Un ejemplo común son los productos que afirman contener cierto porcentaje de material reciclado sin que se pueda comprobar la veracidad de esa afirmación.
El pecado de de la ambigüedad
Cuando se hace una afirmación que es muy general y poco concreto se comete este pecado. Ejemplos típicos son “natural” o “bueno para el medioambiente”. Hay sustancias naturales que son tóxicos, pero el consumidor lo entenderá como una afirmación de la seguridad del producto. 
El pecado de idolatrar falsas etiquetas
Algunos fabricantes exhiben sellos o logotipos con la intención de aparentar que hay una certificación independiente de las bondades del producto. A menudo estos sellos son simples diseños de la empresa, son de organismos controladas por la industria o si son independientes pero se usan de manera que el comprador piensa que hay una auditoria externa acerca de las políticas medioambientales. Hay numerosos ejemplos de logos con aspecto de certificaciones llenas de palabras verdes como “Eco”, “amigo de la tierra”, etc.
 
El pecado de la irrelevancia
A veces se hacen afirmaciones que son irrelevantes porque no distinguen al producto de la competencia. Un ejemplo son afirmaciones como “libre de CFC” cuando es una sustancia que lleva años prohibido, o jactarse de tener un porcentaje de contenido reciclado que es típico de la industria. 
 
El pecado del mal menor
Se hacen afirmaciones que si bien son ciertas dentro de un tipo de producto dado, distraen la atención de los efectos negativos de esa categoría de productos. Por ejemplo, vehículos de combustión más eficientes o tabaco de cultivo ecológico.
 
El pecado de trapalear (mentir)
Este pecado se basa en realizar afirmaciones que simplemente son falsas. En Australia recientemente algunos productores de huevos han sido llevados a juicio por vender huevos de jaula como si fueran de corral. De hecho en este país se venden muchos más huevos de corral de las que se podrían producir
 

viernes, 22 de octubre de 2010

Extremadura en 2013 solo utilizara energia renovable

El Presidente de la Junta inauguró la nueva central solar termoeléctrica o termosolar ‘La Florida’, en Alvarado.
Durante el acto, el Presidente de la Junta ha destacado que, actualmente, según la directiva europea, el 76% de la energía eléctrica producida en la región procede de energías renovables y el 35% de la energía renovable instalada en España está ubicada en Extremadura, un status que se mantendrá, cuando menos, hasta 2014.
¿Se acuerdan ustedes de que hace un año deciamos que "las energias sucias y las tonterías se van a acabar antes de lo que algunos quisieran"?...
Bueno. Pues ahora que los pronucleares y profósiles nos sigan robando la cartera y la salud, y bombardeando con el "No se puede", con el "Hay que hacer un cementerio nuclear para nuestros nietos" y el "Los precios de la luz suben por efecto de las renovables"...
Debe ser que en Extremadura todos son millonarios, o que son de otro planeta...

jueves, 14 de octubre de 2010

Una nueva tecnología fotovoltaica se repara a sí misma

Las plantas son buenas haciendo algo que los científicos y los ingenieros llevan décadas esforzándose por lograr: convertir la luz del sol en energía almacenada y hacerlo, además, de forma fiable día tras día y año tras año. Ahora, algunos científicos del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT) han conseguido imitar un aspecto clave de ese proceso.
Uno de los problemas que tiene la captación de luz solar es que los rayos de sol pueden ser enormemente dañinos para muchos materiales. La luz solar provoca una degradación paulatina de muchos de los sistemas desarrollados para utilizarla. Pero las plantas han adoptado una estrategia interesante para hacer frente a ese problema. Desintegran continuamente las moléculas que capturan la luz y las vuelven a ensamblar desde el principio, de modo que las estructuras básicas que capturan la energía del sol siempre son, de hecho, completamente nuevas.
Ahora, ese proceso lo han imitado Michael Strano, titular de la cátedra adjunta de ingeniería química Charles y Hilda Roddey, y su equipo de investigadores y estudiantes de posgrado. Los investigadores han creado un novedoso conjunto de moléculas autoensamblables capaces de convertir la luz solar en electricidad. Estas moléculas pueden desintegrarse una y otra vez y luego volver a ensamblarse rápidamente con solo añadir o retirar una solución adicional. El artículo que han escrito sobre este trabajo se ha publicado el 5 de septiembre en Nature Chemistry.
Strano cuenta que la idea se le ocurrió por primera vez mientras leía acerca de la biología vegetal. “Me quedé realmente impresionado por el modo en que las células vegetales emplean este mecanismo de reparación extremadamente eficiente”, afirma. Expuesta a la luz solar intensa del verano, “una hoja de un árbol recicla sus proteínas cada 45 minutos, aun cuando uno pueda pensar en ella como en una fotocélula estática”.
El uso de “nanocomponentes”
Uno de los objetivos a largo plazo de las investigaciones de Strano ha sido encontrar modos de imitar los principios que se encuentran en la naturaleza utilizando “nanocomponentes”. En el caso de las moléculas que intervienen en la fotosíntesis de las plantas, la forma reactiva del oxígeno que se genera por acción de la luz solar hace que las proteínas se descompongan de un modo muy concreto. Según lo describe Strano, el oxígeno “suelta una correa que mantiene unida la proteína”, pero esas mismas proteínas vuelven a ensamblarse rápidamente para que se repita el proceso.
Esta acción tiene lugar dentro de unas diminutas cápsulas llamadas cloroplastos que se encuentran en todas las células vegetales (y que son el lugar donde se lleva a cabo la fotosíntesis). El cloroplasto es “una máquina asombrosa”, dice Strano. “Son unos extraordinarios motores que consumen dióxido de carbono y utilizan la luz para producir glucosa”, un compuesto químico que proporciona energía para el metabolismo.
Para imitar ese proceso, Strano y su equipo, ayudados por subvenciones de la Iniciativa sobre Energía del MIT y el Departamento de Energía, fabricaron unas moléculas sintéticas llamadas fosfolípidos que forman discos; estos discos proporcionan un soporte estructural a otras moléculas que son las que realmente reaccionan a la luz, dentro de estructuras llamadas centros de reacción, que liberan electrones cuando son golpeadas por las partículas de la luz.
Los discos, que llevan en su interior los centros de reacción, se encuentran en una solución en la que se unen espontáneamente a nanotubos de carbono (tubos huecos similares a cables de átomos de carbono que tienen un grosor de unas pocas milmillonésimas de metro, aunque son más fuertes que el acero y pueden conducir la electricidad mil veces mejor que el cobre). Los nanotubos mantienen los discos de fosfolípidos uniformemente alineados, de modo que todos los centros de reacción puedan exponerse a la luz solar a la vez, y también actúan como cables que recogen y canalizan el flujo de electrones que van liberando las moléculas reactivas.
El sistema creado por el equipo de Strano está formado por siete compuestos diferentes, incluidos los nanotubos de carbono, los fosfolípidos y las proteínas que constituyen los centros de reacción que, en las condiciones adecuadas, se ensamblan espontáneamente para formar una estructura que recoge la luz y genera una corriente eléctrica. Strano asegura que cree que esto establece un récord en cuanto a la complejidad de un sistema autoensamblable.
Cuando a la mezcla se le añade un agente tensioactivo (en esencia, similar a los compuestos químicos que BP ha vertido en el Golfo de México para disolver el petróleo), los siete componentes pueden separarse y formar una solución parecida a una sopa. Luego, cuando los investigadores retiran el agente tensioactivo haciendo pasar la solución a través de una membrana, los compuestos vuelven a ensamblarse espontáneamente para dar lugar a una fotocélula renovada y perfectamente formada.
Imitar la naturaleza
“En el fondo, estamos imitando trucos que la naturaleza ha descubierto a lo largo de millones de años”, en concreto, “la reversibilidad, la capacidad para descomponerse y volver a ensamblarse”, explica Strano. El equipo, del que forman parte el investigador de posdoctorado Moon-Ho Ham y la estudiante de posgrado Ardemis Boghossian, ideó el sistema basándose en un análisis teórico, pero luego decidió construir un prototipo de célula para ponerlo a prueba. Sometieron a la célula a ciclos repetidos de ensamblaje y desensamblaje durante un periodo de 14 horas, sin que hubiese pérdida de eficiencia.
Strano dice que, al diseñar sistemas novedosos para generar electricidad a partir de la luz, los investigadores no suelen estudiar el modo en que los sistemas cambian con el tiempo. En el caso de las células fotovoltaicas a base de silicio convencionales, hay poca degradación, pero en el de muchos sistemas nuevos que se están desarrollando (ya sea para conseguir un coste menor, una mayor eficiencia o flexibilidad u otras características mejoradas), la degradación puede ser muy importante. “A menudo se observa que, al cabo de 60 horas, la eficiencia ha caído un 10% respecto a la que había al principio”, afirma.
Las reacciones individuales de estas nuevas estructuras moleculares tienen una eficacia de alrededor del 40% transformando la luz solar, es decir, aproximadamente el doble de la eficiencia de las mejores células solares comerciales actuales. Strano dice que, en teoría, la eficiencia de las estructuras podría acercarse al 100%. Pero en el trabajo inicial, la concentración de las estructuras en la solución era baja, por lo que la eficiencia total del dispositivo (la cantidad de electricidad producida por una superficie determinada) era muy baja. Ahora trabajan ya para encontrar formas de aumentar mucho más la concentración.
Fuente: SINC

Desarrollan una nueva generación de paneles solares flexibles

Este tipo de panel, fabricado con plástico y con un peso inferior a 1kg/m2, resulta especialmente útil para superficies con limitaciones de forma, techos que no soporten mucho peso y en otras aplicaciones como toldos, carpas móviles para eventos, carpas para campañas humanitarias e incluso en las velas de un velero para abastecer de energía a la embarcación.
“Se trata de estructuras que permiten abastecer de suministro eléctrico de forma rápida, sencilla y con un coste bajo a instalaciones y superficies que no pueden soportar mucho peso. Son además muy sencillas de instalar; de hecho, a diferencia de los paneles tradicionales, estos ‘rollos de plástico fotovoltaicos’ pueden instalarse en cuestión de minutos”, explica Guillermo Sánchez, investigador del NTC.
Actualmente, estos paneles –comercializados por la empresa VHF-Technologies bajo el nombre Flexcell- ofrecen una eficiencia en torno al 5% y el objetivo del proyecto europeo es demostrar eficiencias del 11% a nivel de laboratorio.
Para ello, el trabajo del NTC se centra en el desarrollo de un nuevo sustrato plástico que, a diferencia de los actuales, estará nanoestructurado. Según explica Guillermo Sánchez, diferentes estudios han demostrado que las propiedades del sustrato donde se depositan las células solares influyen directamente en la eficiencia final del panel.
“Desde nuestros laboratorios estamos trabajando en nanoestructurar el sustrato; esta nueva estructura del panel será la que permitirá incrementar la cantidad de luz atrapada por el panel – Light- trapping- y, por tanto, su eficiencia”, destaca el investigador del Centro de Tecnología Nanofotónica de la UPV. Este tipo de células utiliza Silicio amorfo como material activo, y su espesor es de aproximadamente 1 micra. Cuando recibe la luz del sol, la radiación cercana al violeta se absorbe rápidamente, pero no así la parte del infrarrojo, que necesita varias decenas de micras para absorberse totalmente. Sin embargo, modificando adecuadamente la rugosidad del substrato se puede conseguir que la luz rebote y quede atrapada dentro del Silicio hasta que es casi totalmente absorbida.
El proyecto Silicon Light aglutina a un total de 9 socios. Con un presupuesto de 8,85 millones de euros, tiene una duración de tres años.